Una hernia ocurre cuando se debilitan las capas internas del músculo abdominal, a raíz de lo cual se produce un abultamiento o un desgarro. El revestimiento interno del abdomen atraviesa el área debilitada de la pared abdominal y forma un pequeño saco que se asemeja a un globo. Esto puede permitir que un asa intestinal o tejido abdominal se meta en dicho saco. La hernia puede ocasionar dolor severo y otros problemas potencialmente serios que pudieran hacer necesaria una cirugía de emergencia.
Tanto a hombres como a mujeres se les puede producir una hernia.
Es posible nacer con una hernia (congénita) o bien se puede desarrollar una con el paso del tiempo.
Una hernia no se mejora al pasar el tiempo ni desaparece por sí sola.
Los lugares comunes donde puede aparecer una hernia son: la ingle (inguinales), el ombligo (umbilicales) y el sitio de una operación previa (incisionales).
Por lo general es fácil reconocer una hernia. Tal vez note un abultamiento debajo de la piel. Es posible que sienta dolor al levantar objetos pesados, al toser, al hacer fuerza cuando orina o mueve el vientre, o cuando permanece de pie o sentado durante períodos prolongados.
El dolor puede ser agudo e inmediato o bien un dolor sordo que empeora hacia el final del día.
Dolor severo y continuo, enrojecimiento y sensibilidad son señales de que la hernia puede estar atrapada o estrangulada. Dichos síntomas son motivo de preocupación e indican que debe comunicarse de inmediato con su cirujano.
Recién después de practicarle un examen a fondo se podrá determinar si la reparación laparoscópica de hernia le conviene a usted.
La reparación laparoscópica de hernia es una técnica de reparación de desgarros en la pared abdominal (músculo) mediante el uso de incisiones pequeñas, telescopios y un parche (malla). Es posible que le permita un retorno más rápido al trabajo y a las actividades normales con una reducción del dolor post-quirurgico.
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